En este libro, Pietro Ubaldi retrata la experiencia de un hombre pleno de ideal en medio de las luchas comunes y muchas veces brutales. Muy pronto el comprendió lo artificial de la cultura humana, las mentiras convencionales de la sociedad, una filosofía de vida antagónica al Evangelio que el traía en el corazón y que no podía dejar de aplicar en su existencia. Quién estaría en lo cierto? El Evangelio, con sus demandas a una vida moral y espiritual superior, o el mundo con su psicología materialista, marcada por fuertes instintos? Mas ese mundo era el natural campo de pruebas donde el destino lo había proyectado y donde ese hombre debería vivir, comprendiendo y amando a sus semejantes como eran y no como el quería que fueran.

Sin traicionar su ideal entendió que tenía que convivir con criaturas comunes, soportándolas y participando de sus luchas, pues así lo quería su destino. Era preciso amar al prójimo, por muy malo que fuese, ya que así se lo pedía el Evangelio, como una orden de Cristo. Descender a la criatura humana era el nuevo deber, como su maestro lo hizo. Cristo había descendido y amado. La experiencia tenía que ser realizada y él la realizó! Que importaban el dolor, las decepciones, la pobreza, las traiciones, las agresiones humanas, si ese hombre había nacido para amar a su prójimo, y amándolo también ayudaría a iniciar su elevación moral y espiritual?

Así mismo, ese hombre, viviendo experimentalmente el Evangelio, comprendió que las criaturas normales, con sus instintos primarios y necesidades sensoriales, vivían su natural fase biológica y no se les podía pedir más. Pero debía comprenderlas y amarlas, ayudándolas a subir hacia Dios.

El libro termina con la visión de Cristo, como un premio a ese hombre que tanto sufrió y tanto amó! Es una visión con un rápido dialogo en la intimidad de un cuarto humilde, donde ese hombre solitario y sufrido, al recibir la visita de la hermana muerte se alegra con su liberación espiritual, pues no había vivido en vano.

MEDEIROS CORREA JÚNIOR